Aquí iré publicando textos ya antiguos que, pese a poder estar publicados en otros lugares, en su momento no terminaron de gustarme y, ahora, he decidido rescatar tras haberlos modificado más o menos para tratar de mejorarlos. Aunque, quizá, muchos de ellos, por no decir todos, sigan sin ser completamente de mi gusto.



sábado, 21 de abril de 2012

El Éxodo


Buenas noches. Les llamo
para notificar un hecho triste:
la desaparición de un buen amigo.
Se me perdió en la noche
de un final de diciembre de hace ya varios siglos,
sin que se haya sabido nada de él desde entonces.
Uno noventa y cuatro
de estatura, sus ojos como abismos
y las manos vacías,
la última vez que fue visto con vida
deambulaba desnudo y llevaba en su piel
la marca de una herida,
y un cúmulo de espinas brillantes y celestes
clavadas en sus huellas.
Los que lo conocimos
estamos sumamente preocupados
porque aunque en otras ocasiones ya
se ausento sin aviso, nunca fue
por tanto tiempo. Puede
que se encuentre muy solo y, anhelando volver,
no sepa como hacerlo,
que haya sufrido un trágico accidente,
o haber incluso sido secuestrado
por una espesa sombra que lleve su apellido.
Les ruego que me ayuden a encontrarlo
antes de que enloquezca de intemperie
o ahogado en el silencio.
Les puedo asegurar –doy mi palabra-
que no intento gastarles una broma
y que el motivo por el cual no les refiero
mi nombre ni el lugar desde el que llamo
es porque ya no alcanzo a recordarme
ni sé muy bien donde me encuentro. Sólo
puedo decirles con certeza
que voy desnudo y tengo miedo y frío,
todo está oscuro y llevo mis huellas
como lluvia sangrando.
(Qué duro comprender que tras la arena
jamás hubo una tierra prometida).


(Abril 2008 - abril 2012)